El enésimo enfrentamiento entre la Guardia Civil y las narcolanchas en el Estrecho de Gibraltar que se ha saldado con un traficante muerto y dos agentes heridos es la prueba irrefutable de la calma con la que el Ministerio del Interior está abordando una problemática que ya trasciende las persecuciones, los heridos y la falta manifiesta de personal para enfrentar a las grandes familias de la droga. Ahora, empieza a cobrarse vidas de uno y otro lado.
La madrugada del jueves las zodiacs ilegales quisieron alcanzar la desembocadura del río Guadalquivir en Sanlúcar de Barrameda con un plan que los clanes ponen en práctica con asiduidad. Los narcotraficantes son conscientes de su superioridad en medios y en recursos y a partir de ahí, operan.