Escuchar hablar a Álvaro Pombo es un placer casi comparable al de leer los libros de Álvaro Pombo. Alguien le hace una pregunta, le lanza al escritor cualquier idea, por ingenua que sea, y el nuevo Premio Cervantes la masca algunos segundos en silencio. ¿Ha entendido lo que le han dicho? Pombo no tiene el sentido del oído en su mejor momento... Entonces, arranca a hablar, probablemente a partir de una anécdota que deviene en una reflexión que se queda a medias.