Beatriz Boglione se exilió en Suecia no bien la “soltaron” de Mansión Seré, uno de los centros clandestinos donde estuvo secuestrada durante la última dictadura cívico militar, en el oeste del Conurbano bonaerense, y desde entonces hasta bien entrado el nuevo siglo su estrategia fue “tapar”. “Una parte mía decía esto no sucedió, esto lo tapo. Mi familia tuvo la misma estrategia y fue lo peor, porque quedamos todos enfermos. Yo creía que me liberaba, y al contrario, fue como encadenarme”, declaró esta mañana en el juicio de lesa humanidad que la Justicia federal de San Martín le sigue a cinco integrantes retirados de la Fuerza Aérea por los crímenes que sufrieron ella y otras decenas de personas durante la dictadura.