Para meterse en este fango hay que ir preparado. Mascarilla, guantes y pantalón largo tiene que ser el uniforme de limpieza. Y no deben ponerse manos a la obra ni embarazadas, ni niños ni personas con patologías respiratorias. Esa acumulación de agua estancada, mezclada con fecal, animales muertos o químicos facilita la proliferación de patógenos. Muy atentos a virus y bacterias gastrointestinales. Un punto clave en la prevención es el control riguroso del agua potable. Más recomendaciones de las autoridades sanitarias: ventilar muy bien las casas. No ingerir alimentos que hayan estado en contacto con el agua, mantener la basura alejada y desinfectar con lejía paredes y suelos. Lo que no se seque en dos días, desecharlo.