El semáforo es un elemento crucial en la regulación del tráfico, garantizando la seguridad tanto de conductores como de peatones. Su función principal es controlar el flujo vehicular y peatonal, minimizando el riesgo de accidentes. A través de la señalización adecuada, los semáforos facilitan la organización del espacio urbano, promueven el respeto a las normas de tránsito y contribuyen a una movilidad más eficiente y segura. En este contexto, el uso adecuado del semáforo se convierte en una responsabilidad compartida que beneficia a toda la comunidad.