Si el factor humano pudo ser la causa el pasado fin de semana de la incidencia más grave de la red de alta velocidad en una década, el factor humano es con seguridad el que evitó que una tragedia.

Un responsable de circulación del centro de control de tráfico en Chamartín reaccionó a tiempopara evitar que el Alstom que se descolgó por el túnel de Atocha acabara arrollando a otro tren de Iryo que estaba esperando para hacer su llegada a Chamartín. En concreto, el responsable de circulación utilizó las agujas para cambiar el Alstom de vía y evitar el riesgo de colisión. La velocidad que alcanzó el tren vacío hizo que descarrilara a la altura del Jardín Botánico, ya cerca de la estación. La reacción del profesional de Adif evitó así cualquier posibilidad de lo que hubiera sido un choque de trenes, muy probablemente con víctimas y en el interior de un túnel.