Alfonso Rojo: “Los masajistas de Sánchez se hacen mamporreros y a García Ortiz lo fulmina Ayuso”

Periodista Digital 2024-10-17

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A medida que se hunde Sánchez en el pantano de la corrupción, se van produciendo cambios en el panorama periodístico.

A los medios internacionales les ha costado detectar que el marido de Begoña es un mangante de tomo y lomo, pero poco a poco lo van asumiendo.

Hace unos días fue ‘The Economist’, titulando que el caradura se aferra al poder, a costa de la democracia en España.

Hoy es ‘Bloomberg’, una agencia con enorme difusión en circuitos económicos, que arranca su análisis preguntándose cuánto tiempo será el amo del PSOE capaz de mantenerse en La Moncloa, con la ola de escándalos que le acogota.

Y aquí, en España, también evolucionan los medios, singularmente los de la subvencionada ‘Brunete Pedrete’.

Están pasando aceleradamente de la condición de ‘masajistas’ a la de ‘mamporreros’.

De las dos acepciones que la palabra tiene en el diccionario de la RAE, voy a obviar la referente a dirigir la verga del caballo en el acto de la cópula y a quedarme con la segunda: ‘persona que amaña algo en beneficio de otra’.

Basta leer el editorial de ‘El País’, actividad tóxica que no les recomiendo o analizar la actuación de Fortes durante su acaramelada entrevista al fiscal general del Estado, para darse cuenta de lo perfectamente que se adapta la palabra ‘mamporrero’ a lo que hacen los periodistas amarrados al pesebre sanchista.

Aunque el servicial Fortes y los arruinados amanuenses del Grupo PRISA todavía no hayan enterado, el fiscal general, encargado constitucionalmente de hacer cumplir la Ley, ha sido imputado por incumplir la Ley.

Lo ha emplumado por unanimidad el Tribunal Supremo, ante la evidencia de que el sicario de Sánchez, cumpliendo órdenes de este, reveló ilegalmente datos reservados de un ciudadano particular afectando a su derecho de defensa.

Y lo hizo, porque el particular era novio de Isabel Díaz Ayuso y creyeron -él y su jefe- que eso erosionaba las carrera política de esta.

Está imputado Garcia Ortiz por haber puesto la institución, no al servicio de la Ley o de la verdad, sino de los mezquinos intereses del marido de Begoña.

No hay que ser un lince para imaginar las broncas que tiene que haber cada noche en el comedor de La Moncloa, a la hora de la cena, y la cantidad de veces que el ‘Número 1’ le habrá gritado a ‘ La Pichona’ eso de ‘¡tu eres tonta!’, ´¿cómo fuiste capaz de mandar ese mensaje?’ o ‘¡metete la sopa por donde te quepa!’.

Tampoco hay que ser Premio Nobel para percibir lo que le pica a Sánchez que una vez vez más sea Ayuso quien se la mete doblada.

García Ortiz es un simple subalterno del maestro del bulo y el ‘lawfare’. Y se ha quemado por la enfermiza obsesión que tiene el marido de Begoña con la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Dice el tipo que no dimite, que no se sale del cargo ni con disolvente, pero ya da igual.

Al igual que su amo, si en España hay Justicia, terminará en el banquillo o incluso entre rejas.

Se lo merecen, por sinvergüenzas, por mangantes y sobre todo… ¡por bobos!

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