El tercer vuelo del Starship de SpaceX fue espectacular, aunque es el primero de este tipo sin explosiones. También fue un paso adelante para la compañía espacial, lo que lo convirtió en un éxito, pero lejos de ser un éxito total, ya que tanto el propulsor como la Starship no lograron controlarse durante todo el camino hasta el aterrizaje, y al menos uno en la prueba de órbita: el reencendido del motor falló.