Vera Vigevani de Jarach tiene 96 años. Lleva 85 años viviendo en la Argentina. Llegó desde Milán en barco, huyendo de las leyes raciales de la Italia fascista. Su abuelo murió en Auschwitz. No hay tumba para llorarlo. Otro genocidio la atravesó tres décadas después. La única hija de Vera, Franca Jarach, fue desaparecida por la dictadura. Tampoco hay tumba para dejarle una flor. Madre de Plaza de Mayo de la Línea Fundadora y militante por los derechos humanos, Vera recibió la ciudadanía argentina. “Esperé mucho tiempo y ahora, en este momento tan triste que vive la Argentina, decidí que esta deuda debía ser saldada”, dice en la antesala del juzgado federal donde la esperan para jurar.
Crédito: @LucianaBertoia