Debido a que las serpientes no poseen garras para sujetar a su víctima e irla engullendo lentamente, deben tragársela entera. Así, su metabolismo es muy lento y la digestión puede durar semanas e incluso meses. La clave de la digestión reside en sus jugos gástricos y en su veneno, en el caso de las venenosas. Los jugos gástricos de estos reptiles poseen un pH extremadamente ácido y potente que les permiten digerir incluso los huesos. Además, se valen de su veneno como complemento de la digestión, ya que éste les permite romper los tejidos antes de que actúen los jugos gástricos.
Al tener un metabolismo lento, se alimentan con poca frecuencia. Esta periodicidad dependerá de la edad, de la temperatura ambiental y del tamaño de la presa ingerida, por lo que el periodo entre bocado y bocado varía de 15 días a un mes. Por ejemplo, las serpientes de gran tamaño, como las anacondas, se alimentan cada 3 ó 4 meses. La dieta de las distintas especies es relativamente variada: en su mayoría son carnívoras y deben acechar, matar e ingerir a su presa recién muerta.