Alvise, que es un tipo listo, dicharachero y con dos pelotas, escurrió el bulto este jueves.
Se puso de perfil y se retrató.
Como todos ustedes saben, se había comprometido a venir a Periodista Digital, para explicarme en vivo y en directo los detalles de ese vodevil en el que anda chapoteando y el origen y destino de los 100.000 euros, que cobró en mano y sin factura.
De un jeta, por cierto, del negocio de las criptomonedas, a quien han pillado en una estafa piramidal y que para intentar salvarse de la quema y justificar donde está el dinero evaporado, denunció al artista de ‘Se Acabó la Fiesta’.
A primera horas de la mañana, cuando todavía se sentía seguro, llegó Alvise a pedirme por WhatsApp la url de la entrevista, para irla promocionando en sus multitudinarias redes sociales.
Al filo de las dos, telefoneó para decir que el asunto se había complicado y que, aconsejado por sus abogados, tenía que hacer antes una ‘declaración institucional’.
A media tarde y tras soplarle al oído uno de sus ‘asesores’ la mentira de que nos había llamado Romillo, el caradura de los bitcoins, pensó que le esperaba una emboscada en lugar de una entrevista y pegó la espantada.
Se pude entender que Alvise anduviese ayer algo paranoico, pero para ser tan echado para delante como suele ser, le temblaron muy pronto las canillas.
Y ahora al fondo del asunto.
Lo suyo, lo del cobro en negro de 100.000 euros, es mucho más una pillería que un delito y se solventará con una multa de la Agencia Tributaria.
Comparado con aquel maletín con medio millón de dólares chavistas, que intentó colar de rondón Monedero y que sirvieron para dopar a Podemos en sus inicios; con las trapacerías del hermano músico de Sánchez o con los apaños empresariales de la ‘catedrática’ Begoña, es una bagatela que no tendrá consecuencias penales de ningún tipo.
Ver como en 'LaSexta' lo estigmatizaba como 'defraudador' El Gran Wyoming, sancionado en 2020 por la Audiencia Nacional con la friolera de 566.000 euros por engañar a Hacienda o que 'El País', que el otro día ignoró el vídeo en el que Sánchez mentía al juez Peinado, lo saca hoy en portada, produce vergüenza ajena.
Lo mismo que todos esos 'analistas', la mayor para de los cuales fueron pillados y multados por escamotear al Fisco lo que cobraban por las tertulias. O los progres que tapan a Begoña, entienden a Koldo, sintonizan con Ábalos o no se han enterado todavía de las multimillonarias comisiones que se embolsan Pepiño Blanco, Bono, Zapatero y compadres por hacer 'favores políticos' a los chinos, los bolivarianos o la madre que los parió.
Alvise lo sabe y por eso lo usó como eje de la homilía que subió a Internet a eso de las ocho de la tarde.
Sermón en el que definió a Hacienda como una ‘mafia’, instó al personal a no pagar impuestos y se presentó como un aperreado autónomo, obligado por la necesidad a esquivar los zarpazos del Fisco.
El tipo es inteligente, tiene instinto y adivina que millones de españoles, los que trabajan, pr