Hemos montado en Periodista Digital una timba de padre y muy señor mío.
Pero la partida no se juega con cartas, ni va de mus, póker o julepe.
Aquí manda la Política y la apuesta de la temporada es si Sánchez se verá obligado a convocar elecciones generales en 2025 o agota la Legislatura.
No son muchos los convencidos de que tendremos que aguantarlo tres años, pero en la cuadrilla de los que nos hemos hartado de repetir que no se comía el turrón en La Moncloa cada vez quedamos menos.
Gobernar, para el amo del PSOE, no incluye aprobar presupuestos, impulsar grandes iniciativas o mejorar la vida de la ciudadanía.
Se limita a viajar en Falcón, veranear en La Mareta y enchufar en puestos de relumbrón y con sueldos de ensueño a parientes y amiguetes.
Y además, manipular leyes, fiscales, juzgados y al TC para que los que roban, si son de la banda, se vayan de rositas.
Y eso, mal que bien, lo tiene garantizado el marido de Begoña para una temporada, porque la aritmética parlamentaria hace extraordinariamente complicada, casi imposible, una moción de censura para echarlo abajo.
Cierto que bastaría que PNV o Junts, a quienes la ‘Brunete Pedrete’ periodística ha estado presentando durante años como reputados elementos de la `Coalición de Progreso´, le bajaran el pulgar.
Los 5 escaños del PNV o los 7 de Junts, sumados los 137 del PP y a los 33 de VOX, rebasan la mayoría absoluta, pero no veo yo a los de Abascal haciendo equipo con los meapilas vascos o con los xenófobos de Puigdemont, para poner a Feijóo de Presidente del Gobierno.
Una tesis por la que empiezan a apostar algunos en Periodista Digital es que Puigdemont -harto del PSOE, para castigar a Sánchez y hacerse valer- valora la posibilidad de apoyar una moción de censura que incluya la convocatoria inmediata de elecciones generales.
Si hay comicios, seguro que Junts pega un buen mordisco a ERC y en lugar de 7 escaños supera la decena, pero no tendría más poder o influencia de la que goza ahora.
Al margen de eso, está lo nuestro, que es España y la profunda convicción de que con sus enemigos no se puede ni debe ir ni a recoger billetes de 500 euros.
Haría bien el PP en no dejarse seducir por los cantos de sirena nacionalistas.
Que el atolondrado Rufián deslice que el partido del prófugo se apresta a sumarse a un pacto antisanchista, responde a la batalla entre republicanos y posconvergentes por el liderazgo en el campo separatista.
Y con respecto a los vascos, esos que llevan gozando de los oropeles del poder autonómico desde hace cuatro décadas y siempre justificando o arropando a ETA, otro tanto de lo mismo.
Pueden votar a favor de reconocer al presidente electo de Venezuela pero por nada del mundo pondrán en riesgo una legislatura sanchista que les viene de perlas.
A unos y otros les puede el odio a España y han encontrado en Sánchez el perfecto impulsor de la destrucción nacional.
Señores de la oposición, déjense de gaitas, olvídense de esa gentuza y a pelear, que tienen tarea.