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El programa Desde donde sea, en su sección de Viernes filosóficos, fue el marco para una tertulia entre dos exponentes latinoamericanos de la especialidad que se han empeñado en democratizar el conocimiento y el debate sobre las ideas y el pensamiento: el argentino Nahuel Michalski y el presentador del espacio, Miguel Ángel Pérez Pirela.
Michalski, quien expone sus disertaciones a través de la cuenta Instagram @clasesdefilosofia, hablando desde Bariloche, compartió su visión acerca de la apatía y la desafección política con el filósofo y comunicador venezolano.
A continuación, una versión de la tertulia.
Nahuel Michalski: Esta reunión virtual me sorprendió por dos cosas: nunca pensé poder concertar la entrevista. Pensé que el mensaje iba a ser deglutido por la metafísica del ser, pero tú aceptaste con gran amor. Me di cuenta, además, que tienes un equipo de trabajo tremendo detrás tuyo que te acompaña en ese proyecto. ¿Cómo lo lograste?
Miguel Ángel Pérez Pirela: La premisa y la necesidad de que la comunicación cambió. Prueba de ello es esta comunicación entre tú y yo. Hace unos años nos hubiéramos contentado con realizar este debate frente a 15 especialistas. Con el 2.0 se ha democratizado la estupidez, pero también la intención, la voluntad de transmitir conocimientos, debates e información con contenido. Para hacerlo tuvimos que estructurar un equipo de especialistas en Diseño, por lo bello, lo pulchrum; en el contenido, lo verum, la verdad. Además, tomamos en cuenta el factor de la temporalidad. No hay tiempo que perder, no podemos escribir una disertación filosófica durante tres años para presentarla dentro de seis. Para ir rápido es necesario tener una especie de ejército especializado en diseño, información y tecnología para llegar a muchas personas. Esto acaba con la pretensión que muchas veces tiene el poeta o el filósofo que habla desde lo alto de su Olimpo y no le importa si no lo escuchan. No, acá uno habla y escribe para que otros te vean y lean y mientras más personas, mejor es. El desafío es tener gran cantidad, pero no bajar la calidad y para eso está este equipo que te agradece las palabras que tú le profesas.
NM: Lo entiendo como una suerte de desromantización.
MAPP: Completamente. Te respondo desde una filosofía de la realpolitik. La filosofía hoy pretende reproducir el ágora, este entorno de debate griego, pero con miles de personas. Tú estás hablando en tu cuenta Instagram y al terminar ya tienes cientos o miles de personas que han escuchado tu mensaje. Eso es un milagro. En este siglo XXI, siglo de las tecnologías, en medio de una pandemia que no conocíamos desde hace cien años y nos permitimos el lujo de hacer filosofía y, además, que gente por miles nos escuchen. Yo creo que es un milagro del pensamiento también.
NM: Hablabas de la democratización del conocimiento y también de la estupidez. ¿Cómo te relacionas con el mainstream?
MAPP: Te doy un ejemplo. El viernes pasado di una clase sobre las cinco vías para demostrar la existencia de Dios, de un dominico en el siglo XIII en los alrededores de Nápoles. Hay que estar loco para hacer algo así. Pero están más locas y locos nuestras queridas usuarias y nuestros queridos usuarios que un Viernes Santo estaban viendo eso. Durante otra de las clases, mi gato Félix, un gato blanco y negro, se subió a este espacio y trató de tomar agua de mi taza. Fue en un programa de filosofía, que tuvo una audiencia de 10 mil personas, pero el video del gato ha tenido 50 mil vistas. Entonces uno se pregunta: ¿Qué tengo que hacer: seguir dando clase sobre el concepto de arjé en los presocráticos o empezar a domesticar también a mi perra Estelita para que venga a hacer lo mismo? La mayoría de las personas escoge lo segundo y decide banalizar el mensaje, y no quiero decir con esto que mi gatito o mi perrita sean banales. Lo que digo es que lo harían para buscar un mayor número de usuarios. Acá tenemos que pensar en lo que decía Pascal, que el ser humano es lo mejor y lo peor del mundo. Igualmente las tecnologías, y acaso estoy diciendo un lugar común, pueden servir para lo mejor y para lo peor. Lo que sí es que no podemos dejar que quienes están haciendo videos de TikTok de 30 segundos con cientos de miles de espectadores, traten de bajar cada vez más el nivel para tener todavía más, y que también nosotros, desde la filosofía, intentemos hacer lo mismo. Creo que hay que tener mucho respeto y