El Gobierno Sanchez huele que apesta y en España comienza a haber aroma a elecciones anticipadas.
Aunque no paré de trabajar durante el verano, he aprovechado para dar unas vueltas con la familia, por la Piel de Toro e incluso por Centroeuropa, y seguro que adivinan cual ha sido la pregunta que me han hecho más veces.
‘¿Cuánto vamos tener todavía que aguantar al marido de Begoña y a la patulea de holgazanes, mangantes y caraduras que le acompaña?’
A todos les he contestado más o menos o lo mismo: de lo que se trata es de apretar, de seguir peleando inasequibles al desaliento, pero me da que el amo del PSOE no se come el turrón.
Ya se que en la respuesta hay mucho de eso que los ingleses llaman ‘wishful thinking.
Uno de los pecados que cometemos con más frecuencia periodistas, políticos y gente en general es convencernos de que el mundo es como uno quiere que sea y que las cosas saldrán como uno desea que salgan.
Si; pero en esta ocasión, ademas de lo que ansío como español y patriota, están los datos, la cruda realidad.
Sánchez ha demostrado reiteradamente que es capaz de cualquier tropelía para seguir durmiendo en La Moncloa y ahí están su alianza cubre con Iglesias, su abrazo a los proetarras de Bildu, sus apaños con el xenófobo Puigdemont, su indulto a los golpistas, su amnistía ilegal, su asalto a la Justicia y hasta la concesión de privilegios fiscales aberrantes a los separatistas catalanes.
Todo indica que el paisano está decidido a seguir por esa siniestra senda, urdiendo frágiles alianzas con los enemigos de España, mintiendo a granel y comprando voluntades, pero las cosas le pintan fatal.
No voy a hablar de las encuestas que publican varios periódicos y según las cuales, se abre la fosa entre PSOE y PP y si hoy fuéramos a las urnas, Sánchez y la alegre comisionista con quien comparte cama, saldrían escopetados de La Moncloa.
Sánchez ha perdido la calle, gobierna en minoría inestable, tiene una familia imputada en los juzgados, una cuñada japonesa chapoteando en el nepotismo, un partido trufado de chorizos y es incapaz, a pesar del apoyo que le presta la ‘Brunete Pedrete’ periodística, de controlar el flujo de la información y los titulares mañaneros.
Y a este especialista en perpetrar contradicciones y sortear pesadillas se le une ahora otra. La encarnada por el socialista Ábalos, que lo fue todo y que anda cabreado como una mona, porque su sucesor en el Ministerio, el garrulo Puente, lo ha dejado a los pies de los caballos.
Ábalos podría, con su solitario voto de exiliado en el Grupo Mixto, descalabrar lo que queda de legislatura, pero no es ahí, ni en una hipotética rebelión del ‘sector decente’ del PSOE o en una pirueta de Puigdemont o en otra cabriola del PNV, donde está el acta de defunción de Sánchez
Por una razón muy simple: Ábalos no tiene conciencia, sino intereses y ya encontrara Sánchez su precio, PNV y JUNTS nunca se han visto en otra mejor que esta y en el PSOE no hay un gramo de decencia.
No recuerdo en mis