El consumo crónico de alcohol por parte de ambos progenitores puede tener efectos duraderos en sus hijos, provocando un envejecimiento acelerado y un mayor riesgo de enfermedad.
Los investigadores reconocen desde hace tiempo que el abuso de alcohol por parte del padre puede provocar problemas de salud mental y desarrollo social en los hijos.
Casi el 11% de los adultos estadounidenses padecen un trastorno por consumo de alcohol. Los padres pueden transmitir a sus hijos problemas como los trastornos del espectro alcohólico fetal.
Los niños con trastornos del espectro alcohólico fetal suelen padecer una aparición precoz de enfermedades como diabetes tipo 2 y cardiopatías.
Quienes padecen estos trastornos también tienen una mayor tasa de trastornos psiquiátricos, lo que puede provocar un aumento del estrés y hacerlos más susceptibles a un envejecimiento acelerado.
Los estudios han descubierto que cuando ambos progenitores beben, se producen cambios perjudiciales en las mitocondrias de sus hijos.
Las mitocondrias, a menudo denominadas el centro neurálgico de la célula, controlan muchos aspectos del envejecimiento y la salud.