En el estado de Chihuahua, al norte de México, los residentes y agricultores han observado y esperado ansiosamente que las nubes de tormenta en el horizonte traigan la tan necesaria lluvia para rellenar las presas, pozos de agua y lagunas que se han secado. Hasta ahora han esperado en vano.
El estado más grande de México tiene un clima seco o semiseco en las mejores épocas, pero en los últimos años se ha enfrentado a niveles de lluvia inusualmente bajos. En la ciudad de Buenaventura, la presa de Las Lajas está casi vacía y la poca agua que queda está infestada de peces muertos.
El ganado de las granjas cercanas ha venido a refrescarse en el poco lodo húmedo que queda, pero la presa agotada ha hecho sufrir a muchos agricultores, incapaces de regar sus cultivos.
En anteriores temporadas de siembra, los pozos ayudaban a regar la tierra, pero en medio de la sequía los agricultores han decidido dejar tierras sin plantar o utilizar la poca agua que queda para regar y evitar que se mueran las arboledas de nogales de toda la vida.