La sequía y las malas cosechas son una amenaza omnipresente en Guatemala, donde el hambre y la malnutrición campan a sus anchas, sobre todo en las zonas rurales, una realidad que los programas de ayuda internacional intentan frenar.
Los trabajadores del Programa Mundial de Alimentos de la ONU pretenden formar a los habitantes de las zonas rurales de Guatemala en prácticas agrícolas sostenibles para ayudar a combatir la desnutrición.
Guatemala se encuentra en una región conocida como el Corredor Seco centroamericano, donde en la última década las sequías han sido más largas y severas, y los fenómenos meteorológicos extremos, como los huracanes, han causado daños generalizados.
Esto pone a las familias que viven en el Corredor Seco, en particular a los pequeños y medianos agricultores y a los indígenas, en situaciones vulnerables incapaces de alimentar adecuadamente a sus hijos.
La tasa de retraso en el crecimiento de Guatemala es sistemáticamente una de las más altas de América Latina, según datos de UNICEF. En 2022, el 44% de los niños guatemaltecos no alcanzaban la talla normal para su edad.
La formación del Programa Mundial de Alimentos hace hincapié en el uso de la innovación y las acciones anticipatorias para minimizar los daños a los cultivos y las fuentes de alimentos, lo que permite a las granjas comunitarias soportar los difíciles desafíos climáticos y seguir produciendo.