Las vidas de Plombir y Miranda, las belugas del delfinario Nemo de Járkov, corrían peligro. La guerra complicaba el suministro y los cuidados de estos animales que ya se habían acostumbrado al ruido de las bombas. Trasladar las belugas fue una operación logística compleja por su tamaño y necesidades y además no estaban en buenas condiciones físicas. Plombir, un macho de 15 años, y la hembra de 14 años, Miranda, viajaron en un camión 12 horas por carretera desde Járkov hasta Odesa, y tras una revisión siguieron hasta la frontera con Moldavia.