El oro lo albergaban los pies y el amor propio de dos atletas de época. María Pérez y Álvaro Martín, los dioses de la marcha, una pareja que recordará la historia, campeones olímpicos en París en la novedosa prueba del relevo mixto. Completaron una mañana impecable a los pies de la torre Eiffel, un maratón de éxtasis dividido en cuatro en 2:50:31, para la octava medalla de la marcha atlética nacional, el semillero de leyendas.
Fueron un martillo, la perfección. El temple y la calma cuando tocó, el sufrimiento en el momento oportuno. Mientras el resto padecía con la parte técnica, a ellos ninguna sanción en las casi tres horas de prueba. Cuando María cruzó la meta llegó el abrazo emocionante, las lágrimas. Justo asomaba el sol en el Trocadero. Son bicampeones mundiales, plata y bronce olímpicos individualmente y ahora también oro. Oro puro.