Los nadadores chinos que acudan a los Juegos Olímpicos de París tendrán que someterse a un mayor número de controles antidopaje.
La preocupación surgió tras revelarse que 23 nadadores dieron positivo por sustancias prohibidas antes de los Juegos de Tokio, pero aun así se les permitió competir.
11 de estos nadadores, que dieron positivo por trimetazidina siete meses antes de los Juegos de Tokio, representarán a China en París.
En un informe, World Aquatics reconoció que el escándalo había "debilitado" la confianza en los sistemas antidopaje.
La Agencia Internacional de Pruebas (ITA) supervisará el aumento de los controles a los atletas chinos y garantizará que las pruebas se realicen con independencia de China.
Esto se produce después de que Michael Phelps afirmara que no se puede confiar en la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
"Para mí está claro que cualquier intento de reforma en la AMA se ha quedado corto, y sigue habiendo problemas sistémicos profundamente arraigados que resultan perjudiciales para la integridad del deporte internacional y el derecho de los atletas a una competición justa, una y otra vez", declaró Phelps.
A pesar de las críticas, el COI tiene "plena confianza" en la AMA y ha instado a las agencias deportivas a mostrar "respeto" al organismo antidopaje.