La agenda informativa saltó por los aires.
La salida de VOX de los gobiernos autonómicos en los que apoyaba al PP es el asunto que copa todas las portadas.
Carlos Herrera analizó en 'Herrera en COPE' lo que supone esta decisión del partido de Santiago Abascal:
Ayer finalmente se confirmó lo que venía siendo un aviso, una advertencia, una amenaza, un considérenlo lo que quieran, por parte de VOX que confirmó la salida de los gobiernos autonómicos que compartía con el Partido Popular. Renuncia a su única experiencia de gestión y de poder, cuatro vicepresidentes, once consejeros y no sé si un par de centenares de altos cargos que se quedan sin trabajo.
Verán ustedes que ha habido escasísimo entusiasmo en las bases por esta ruptura y también hay un espeso silencio sobre el futuro de los pactos de los ayuntamientos, es una decisión que mayoritariamente se califica hoy en los medios de absolutamente irracional. De ser víctima de un pavoroso ejercicio de sectarismo y que solamente se justifica en el reparto por comunidades autónomas, a excepción de Cataluña y País Vasco, que han dicho que' no' pero que eso al Gobierno no le supone ningún tipo de contratiempo.
Herrera tuvo claro que esto no implica cambio de color en esas autonomías, pero sí una cierta inestabilidad:
¿Esto supone que la izquierda vaya a poder hacerse con el gobierno de esas comunidades? Hombre no. Creo que VOX no va a facilitar mociones de censura, pero claro que va a generar inestabilidad en esos gobiernos que funcionaban más o menos de forma razonable. No se contemplan adelantos electorales, pero todo dependerá de cómo vayan los acontecimientos.
Apuntó que desde la llegada de Sánchez a La Moncloa, muchas cosas han cambiado en política:
Miren, desde la llegada de Sánchez, los criterios políticos clásicos se han venido abajo. Sánchez ha demostrado algo se puede estar en el poder sin aprobar leyes, sin presupuestos, simplemente estando ahí. Por lo tanto, aunque las consecuencias prácticas sean limitadas, las consecuencias políticas sí que son importantes, porque aquellos fueron unos acuerdos complicados y fatigosos y además se produjeron durante la campaña electoral del 23J, lo cual desgastó no poco las posibilidades del Partido Popular de alzarse con un mayor margen de votos de victoria sobre el Partido Socialista. Y aquello que se negoció al final ha durado un año. O sea, el experimento de gobernabilidad entre la derecha moderada y el populismo nacionalista, vamos a llamarlo así, ha fracasado.
Sentenció que los de Abascal se han equivocado al creer que su adversario es el PP:
VOX no ha querido ser un partido de gobierno. Es un partido de gestión. Es un partido de autoafirmación ideológica. O sea, Vox no quiere gobernar. Quiere limitarse a ser la derecha ruidosa. Y hacer oposición al Partido Popular. Oiga, romper seis gobiernos por 350 menores. Eso es cargarse una alternativa que funcionaba razonablemente. VOX, como Ciudadanos, se equivocó de adversario.