Invitado por el Gobierno de Kazajistán, "Travellers" de Periodista Digital, visitó una de las joyas arquitectónicas del gigante asiático: "Nur-Astaná".

Astaná, capital de kazajistán, me recibe con una temperatura de 13 grados bajo cero. Pero eso no es óbice para que en mi primer día en este gigante asiático visite la mezquita más grande de Asia Central, Nur-Astaná.

También conocida como Nursultán, Nur Astaná es una de las estructuras más emblemáticas del país. Inaugurada en 2008 puede albergar a más de 5,000 fieles al mismo tiempo.

Su diseño arquitectónico es una combinación impresionante de elementos tradicionales islámicos y la modernidad. La estructura principal está coronada por una cúpula dorada que se eleva a 40 metros de altura, un símbolo de la prosperidad y el futuro brillante de Kazajistán. Además, las cuatro minaretes, que alcanzan los 63 metros, representan la edad del Profeta Mahoma cuando falleció.

El interior de la mezquita es igualmente impresionante, con amplios espacios de oración decorados con intrincados mosaicos y caligrafía árabe. Los materiales de construcción incluyen mármol blanco y cristal, que contribuyen a crear una atmósfera de paz y espiritualidad. La iluminación natural que penetra a través de las grandes ventanas de vidrio crea un ambiente sereno y acogedor.

Más allá de su función religiosa, Nur Astaná también es un centro cultural y comunitario. Ofrece clases de teología islámica, árabe y eventos culturales que fomentan la comprensión y el diálogo interreligioso. La mezquita se ha convertido en un símbolo de la diversidad y la tolerancia en una nación que alberga a personas de múltiples etnias y religiones.

La Mezquita no solo es un lugar de culto, sino también un reflejo del crecimiento y desarrollo de Kazajistán en el escenario global. Su belleza arquitectónica y su significado cultural la convierten en una visita obligada para quienes desean comprender la rica herencia y la vibrante modernidad de este país en el corazón de Asia Central.