Cada vez más personas recurren a una peligrosa práctica quirúrgica: la operación para cambiar el color de los ojos. Se trata de la queratopigmentación, un auténtico tatuaje ocular, que presenta bastantes riesgos además de la incertidumbre estética del resultado. "La queratopigmentación consiste en introducir un tinte real en el estroma corneal, lo que provoca un cambio en el color de los ojos", explica Domenico Schiano, jefe de la Unidad Operativa de Segmento Anterior y Córnea del Irccs Fondazione Bietti. En realidad, el iris mantiene su color natural, es la córnea la que se colorea artificialmente con un láser o una aguja. Con el láser se crea un "agujero" en la córnea, un corte en el que se inyecta el color elegido por la persona que se somete a este delicado procedimiento. El "tatuaje de ojos" atrae a todas aquellas personas que sueñan con un color de ojos diferente. Esta fiebre forma parte de una nueva moda social, pero es una nueva tecnología que no está exenta de riesgos. Entre las posibles complicaciones se encuentran la dispersión del pigmento, daños en la córnea, infecciones bacterianas o fúngicas, distribución desigual del pigmento e incluso pérdida de visión. Además, la cicatrización anormal de la córnea puede provocar problemas de visión, como astigmatismo. Según la Academia Americana de Oftalmología, no merece la pena recurrir a este procedimiento y, si se quiere cambiar el color de los ojos, es mejor optar por lentes de contacto de color.