El golpe de calor se produce cuando el cuerpo no puede enfriarse y su temperatura sube rápidamente. La insolación es la enfermedad más grave vinculada al calor y puede provocar la muerte si no se trata a tiempo. Otras enfermedades relacionadas con el calor son el agotamiento por calor, los calambres por calor y los sarpullidos por calor. Son frecuentes durante el verano, cuando las temperaturas son más altas de lo habitual y la gente pasa más tiempo al aire libre. Los síntomas de un golpe de calor son confusión, dificultad para hablar, piel caliente, sudoración excesiva, convulsiones, pérdida de conocimiento y temperatura muy alta. Los síntomas suelen empezar siendo leves, pero pueden progresar rápidamente si la exposición al calor es demasiado prolongada o no se trata con rapidez. Si tú o alguien de tu entorno sufre un golpe de calor, llama inmediatamente a los servicios de emergencia. Mientras esperas, coloca un paño frío o hielo en la cabeza, el cuello y las axilas de la persona afectada. Llévala a una zona a la sombra e intenta que el aire circule a su alrededor para ayudar a enfriarla. Para evitar un golpe de calor, no permanezcas mucho tiempo al aire libre cuando haga calor y lleva ropa holgada y de colores claros. Bebe mucha agua y descansa a la sombra.