Los riñones son órganos altamente importantes dado que son los responsables de eliminar los residuos del organismo.
La organización internacional World Kidney Day calcula que el 10% de la población mundial padece algún tipo de enfermedad renal crónica, caracterizada por la pérdida progresiva e irreversible de la función renal.
Para mantener los riñones sanos, es esencial abandonar los malos hábitos.
La escasa ingesta de agua puede formar cálculos renales, mientras que el exceso de sal sobrecarga los riñones y eleva la tensión arterial.
Controlar el azúcar y la tensión arterial, así como hacer ejercicio con regularidad, ayuda a prevenir la diabetes, la hipertensión y la obesidad, que son factores de riesgo de problemas renales.
Dejar de fumar es crucial, ya que los agentes químicos del tabaco afectan a los riñones.
El consumo excesivo de alcohol también es perjudicial, ya que dificulta el trabajo de los riñones y provoca hipertensión.
Evitar el uso indiscriminado de medicamentos y no retener la orina demasiado tiempo también son hábitos importantes.
Por último, los cambios en el color y el olor de la orina, el insomnio y la orina espumosa son señales para consultar a un nefrólogo y someterse a pruebas anuales.