A las 8.30 de la mañana, mientras Pedro Sánchez comparecía para anunciar que el Gobierno reconocía oficialmente el Estado de Palestina, el Real Casino de Madrid se iba llenando para escuchar la intervención de Jorge Buxadé en el desayuno organizado por Nueva Economía Fórum. Al candidato europeo de Vox le arropaban importantísimos nombres de la formación: Ignacio Garriga, Pepa Millán, Paloma Gómez, Patricia Rueda, Rocío Monasterio. También el fundador Alejo Vidal-Quadras y los embajadores de Argentina e Italia. Un auditorio de máximo nivel que hacía brillar por encima de todo que en esta cita faltaba el presidente del partido. Santiago Abascal no estaba.
Unas trece horas más tarde llegaba la explicación y la sorpresa desde Jerusalén: Abascal se había reunido con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para mostrarle su apoyo al pueblo de Israel, prometer una futura "revocación" del reconocimiento a Palestina y desvincular la acción de Sánchez con el sentir de la población. Un encuentro "de más de una hora" en la Oficina del Primer Ministro que prueba el importante vínculo que el líder de Vox mantiene con Netanyahu y que supone un importante gesto tanto en la campaña europea como en el transcurso de las dos crisis diplomáticas -con Israel y Argentina- que atraviesa nuestro país.