La izquierda española es una mierda como el sombrero de un picador.
En lo esencial, nuestros ‘progres’ no son muy diferentes de sus homólogos europeos o norteamericanos, aunque arrastran peculiaridades que los hacen todavía más grotescos.
Entiendo que buena parte del rebaño periodístico y los paniaguados del cine asuman sus tesis, porque se vive más cómodo, se gana más dinero y se engorda mejor afiliado al ala zurda, pero coincidirán conmigo en que hay que tener mucho estómago para sintonizar con una tropa capaz de alabar a los psicópatas islámicos, abrazarse a los torturadores chavistas y considerar ‘progresistas’ a los proetarras de Bildu o los xenófobos de Junts.
Hay una serie de etiquetas que definen cabalmente al izquierdista español.
Uno son sus enormes tragaderas. No es que acepten al pulpo como animal de compañía; es que asumen lo que sea, si lo ordena el jefe o llega con el rótulo de ‘socialista’.
Da igual que el brasileño Lula sea un ladrón de tomo y lomo, que el chavista Maduro ejerza de dictador feroz o que el sandinista Ortega arrastre hasta el estigma de haber abusado sexualmente durante años a su hijastra Zoilamerica.
Es irrelevante para ellos que los terroristas de Hamas violaran hasta la muerte a cientos de chavalas, que cantaban ingenuas al amor, la libertad y la paz en el Festival Supernova. O que esos mismos tarados se fueran después a quemar vivas familias judías en los kibutz próximos y terminaran llevándose como rehenes a ancianos y niños.
Les da igual, porque otros de los elementos que caracterizan al progre español son una hipocresía monumental y una caradura bíblica.
Lo acabamos de ver con el ‘Mono’ Burgos, al que los majaderos de Movistar han despedido por un chiste inocuo y lo hemos sufrido con el besucón Rubiales, del que los del PSOE ocultan que era uno de los suyos y con pedigrí, porque para mayor inri es hijo de alcalde socialista, con implicación en la estafa de los EREs.
Además de asumir que España no existe y fue un invento de Franco, tienes que ser capaz de agarrar la pancarta contra la prostitución en la Marcha Feminista, aunque seas dirigente del partido del diputero Tito Berni y de porteros de puticlub como el inefable Koldo.
Y no basta con blanquear, legitimar y olvidar los crímenes de ETA, para que tu amado Sánchez siga durmiendo en La Moncloa.
Tienes que votar al PSOE o a Sumar o Podemos, para que los proetarras vascos y los golpistas catalanes vivan mejor y reciban más dinero que el resto de los españoles.
¿Saben la última de Sánchez y su cuadrilla?
Ya no están por la ‘solidaridad’ entre regiones ‘como valor constitucional’.
Se ha inventado un concepto chusco para justificar adicionales claudicaciones: la ‘España multinivel’.
En otras palabras: separatistas, proetarras, xenófobos catalanes y meapilas vascos arriba y llevándoselo crudo y nosotros, todos los demás, a pagar y sufrir como galeotes.
Está es la izquierda que tenemos.