A veces hay que hacer lo que hay que hacer. Incluso si significa arrastrarse por el suelo. Shu Zhen, de Singapur, se puso creativa cuando necesitó coger su reloj desde el otro lado de la mesa. Su marido Mike, que trabaja en tecnología, estaba en una llamada de Zoom que ella no quería interrumpir. Por desgracia, la grabaron. Mike hizo un buen trabajo al continuar con su presentación, aunque al ver a su mujer se le trabó un poco la lengua.