A Lily, de 21 meses, le gusta coger la correa de su Golden Retriever Ted cuando salen de paseo, pero el perro no tiene tiempo que perder -ni paciencia- y se la termina quitando de las manos. Su madre, Siera Bearchall, capturó en vídeo el momento en que su hija disfrutaba paseando al perro por el pasillo, cuando Ted le quitó la correa y salió trotando. Este gesto molestó a Lily, pero el enfado se le pasó enseguida, cuando Ted comenzó a dar vueltas sobre sí mismo con la correa en la boca.