Estos dos perros estaban tan emocionados de ver regresar a su dueña del trabajo que no pudieron esperar a que llegara y se asomaron por unos agujeros de la valla.
Erin Joyce de Victoria, Australia, tiene dos perros llamados Billie y Seymour y todos los días, se les escuchaba olfateando detrás de la valla cuando saben que su dueña llega a casa.
Así que, en septiembre de este año, su compañero Dean hizo unos agujeros con forma de cara de perro en la valla para que los dos pudieran meter sus narices.
Ahora a Erin le saludan dos hocicos cada día que vuelve a casa.