Los sacerdotes secuestrados y asesinados en Poza Rica, Veracruz, conocían a sus victimarios, informó este martes 20 de septiembre el fiscal estatal, Luis Ángel Bravo. De acuerdo con un reporte del diario Reforma, “aquí, víctimas y victimarios se conocían, estaban conviviendo y estaban tomando licor, después de cierto rato de estar conviviendo se descompuso esa reunión y se tornó en violencia“, dijo el funcionario estatal a medios locales en Córdoba, Veracruz. Sin embargo, Bravo precisó que los dos religiosos, Alejo Nabor Jiménez y José Alfredo Suárez, no estaban vinculados con la delincuencia organizada en esa entidad. “No es un tema en donde algún sacerdote haya sido objetivo de la delincuencia organizada, no es un secuestro tampoco, estaban conviviendo”, dijo el fiscal.