Fueron unos 10 segundos para la Historia. Barack Obama y Raúl Castro se estrecharon las manos e intercambiaron unas pocas palabras, presumiblemente de cortesía. Junto a ellos estaba el presidente de Colombia, Manuel Santos. No tuvo más relevancia. No hubo otra versión oficial más que la de la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, Bernardette Meehan: "En la cumbre de las Américas, esta noche, el presidente Obama y el presidente Castro se saludaron y se dieron un apretón de manos". Un vídeo distribuido por la Casa Blanca confirmó el encuentro.

Un portavoz anónimo de la Casa Blanca se limitó a declarar que fue algo informal, sin ninguna conversación sustancial. Aparentemente, tuvo lugar antes de la sesión inaugural de la cumbre, que comenzó con una hora y media de retraso.

Precisamente, en la ceremonia inaugural quedó claro lo que ha insistido una y otra vez la Casa Blanca: el camino hacia la normalización de relaciones va a ser largo. Cuando el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dijo que "la presencia aquí del presidente Raúl Castro representa una vieja aspiración de la región", la mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno de los 35 países presentes aplaudieron. Con algunas excepciones. Entre ellas, la de Barack Obama.

Por ahora, eso ha sido todo. No hay más indicios de que Obama y Castro hayan hablado más. En la cena de gala de cuatro platos (más postre) que los 35 presidentes celebraron en el casco antiguo de Panamá, Obama estuvo sentado junto al anfitrión, Juan Carlos Varela. No sabemos dónde colocaron a Castro, que no había acudido a ninguna de las seis 'cumbres' de las Américas previas. Hoy, presumiblemente, ambos tendrán ocasión de volver a "interactuar", en la segunda y última jornada de la reunión. No está claro si será por la mañana o por la tarde. En último término, la casa blanca podría argüir que la "interacción" ya se ha producido hoy, aunque eso supondría una innegable decepción.