Las soberbias cornamentas de dos venados fueron la causa de su desgracia, pues quedaron atorados de sus cuernos tras una batalla macho a macho; los pobres cérvidos ya no podían más, por lo que un policía decidió ayudarlos.
De haber intervenido para ayudarlos manualmente, probablemente el policía habría arriesgado la vida.
Informa Sopitas que el uniformado sólo necesitó de 4 disparos bien colocados para liberar a los animales pues, de haberlos dejado así, hubieran muerto sin remedio.
Tras las detonaciones, los ciervos corrieron asustados, pero libres, hacia el horizonte para continuar con sus vidas; aunque el precio de su salvación haya sido un daño a su orgullosa cornamenta.
A primera instancia parece extraña y un poco violenta la medida del policía, sin embargo fue la mejor forma de salvarles la vida.
En estas zonas de Canadá y Estados Unidos, cada año mueren cientos de ejemplares que quedan atorados con sus cuernos por peleas por territorio.