La ambición le ganó otra vez. Y el priista Felipe Enríquez decidió buscar la Alcaldía de Monterrey arrastrando un pesado lastre de propiedades y fortuna que no puede explicar.
Inoportuno lastre, porque con su candidatura por la capital regia también obliga a su compadre Enrique Peña Nieto a llevar a cuestas la pesada carga.
Pesada fortuna que empezó con Isla Blanca, al norte de Cancún, siguió con Ucú, al poniente de Mérida, y ahora abre otro capítulo de tráfico de influencias en Tulum, Quintana Roo, donde su cuñado y prestanombres en Isla Blanca es socio.