"¡Corriente (energía eléctrica) y comida! ¡corriente y comida!", gritaron con desespero cientos de ciudadanos en las calles de Santiago de Cuba, el segundo municipio del país, considerado por la revolución como su ciudad mártir. La realidad es que es una ciudad tan mártir como tantas otras en la isla, porque casi nadie se salva en medio de la grave crisis que ha reducido durante este mes la ingesta de pollo y pan y que además repite los apagones eléctricos de este a oeste.