Inestabilidad como capricho emocional: Un mito común sobre el trastorno límite de la personalidad (TLP) es considerar la inestabilidad emocional como un capricho. En realidad, estas fluctuaciones emocionales son síntomas del trastorno y no expresiones volitivas.
“El TLP es incurable e inmutable”: Existe la falsa creencia de que el TLP es incurable. Aunque es un trastorno complejo, la terapia y el tratamiento adecuado pueden marcar una diferencia significativa, brindando herramientas para gestionar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
“Todes les diagnosticades son iguales”: Otro mito es asumir que todas las personas con TLP son iguales. La realidad es que el trastorno se manifiesta de manera única en cada persona, con una variedad de síntomas y desafíos individuales.
“El TLP es sinónimo de peligro inminente”: Asociar el TLP con un peligro inminente es un mito muy dañino. Aunque pueden existir comportamientos impulsivos, la mayoría de las personas con TLP no representan una amenaza seria para sí mismas ni para los demás.
Incapacidad para mantener relaciones estables: Se asume erróneamente que las personas con TLP son incapaces de mantener relaciones estables. Aunque pueden enfrentar desafíos, con el apoyo adecuado se pueden desarrollar relaciones saludables y significativas.
“El TLP es solo un problema de atención”: Este es un estigma común, pero en realidad, las personas con este trastorno a menudo experimentan emociones intensas y dificultades para regularlas, lo que va más allá de simplemente buscar atención.
“Solo afecta a mujeres jóvenes”: El mito de que el TLP solo afecta a mujeres no puede estar más lejos de la realidad. Este trastorno puede manifestarse en cualquier género y edad, y la conciencia de esta diversidad es esencial para un diagnóstico y tratamiento precisos.
“Es un signo de debilidad”: Considerar el TLP como una señal de debilidad o falta de carácter es un estigma injusto. Este trastorno implica factores biológicos, genéticos y ambientales, y no representa ningún aspecto de la fortaleza personal.
“Es un diagnóstico de por vida”: El mito de que el TLP es un diagnóstico definitivo y de por vida es desalentador. Con el tratamiento adecuado, algunas personas experimentan mejoras significativas y pueden aprender a manejar eficazmente los síntomas a lo largo del tiempo.
“Todos los cambios de humor son TLP”: La variabilidad emocional es común en la vida cotidiana; sin embargo, el TLP se caracteriza por cambios extremos y persistentes que afectan significativamente el funcionamiento diario.
Medicación como única solución: La medicación no es la solución, ni la única ruta. Aunque los medicamentos pueden ayudar a manejar ciertos síntomas, la terapia, especialmente la terapia dialéctica conductual (TDC), es un componente esencial del tratamiento.
“Las personas con TLP no pueden trabajar”: Suponer que las personas con TLP son incompatibles en el trabajo es un mito que contribuye al estigma laboral. Con el apoyo adecuado, mu