Lobo, su perro, el pleno en suspensos que se ganó a pulso en el colegio y una foto con Rosendo. Esto es parte de la huella vital (y profesional) de Juancho Conejo, el vocalista del grupo Sidecars. Primera parada: su casa familiar. Este Gatopardo nacido en el madrileño barrio de Alameda de Osuna es el pequeño de cuatro hermanos, así que le tocó compartir habitación. "Fui compartiendo habitación con todos, me fueron mudando por toda la casa, pero el mayor tiempo viví con mi hermano Miguel". En ese espacio lo único que le pertenecía era la cama, pero se aprovechó y mamó todas las aficiones de su camarada: "Había un pequeño escritorio y capitaneando un póster de los Black Crowes. También tenía un trozo de una camiseta de Leño, que estaba puesto con chinchetas".
"¿Has conocido a Rosendo?", le ha preguntado Mara Torres: "Pues me lo crucé por casualidad una vez que yo iba a un estudio a grabar una cosa y él salía. Y de repente yo quería abrazarle y decir, por favor, ¿te puedes quedar con nosotros para siempre?" No lo hizo porque es ese tipo de persona que solo se ha acercado solo en dos ocasiones a un artista para pedirle una foto, pero guarda esa foto como oro en paño. "Sería mi sueño compartir escenario con él, pero tiene pinta de que es de los que cuando dicen que se bajan de un escenario, lo dicen de verdad", ha comentado entre risas.
En esta casa familiar eran siete miembros: los seis de la familia y Lobo, su perro. Le ha querido hacer un pequeño homenaje al elegir su nombre como seudónimo para empezar la conversación en El Faro y ha desbloqueado un recuerdo que hace mucho tiempo que no visitaba: "Debía tener unos dos años cuando yo nací y murió cuando o tenía 13 años. No imaginaba que en algún momento se iba a ir y fui a hablar con mis amigos, en esa edad en la que todavía no muestras del todo la sensibilidad. Me puse a llorar y viví un momento muy emocionante con ellos".
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