¿Saben lo que les digo? No a ustedes, sino a los jueces.
Lo mismo que repetimos hasta quedarnos roncos con los políticos del centroderecha español.
Pónganse las pilas señores magistrados. Espabilen.
A ustedes no los van a encerrar en la cárcel, pero les pueden fastidiar la carrera.
Porque en esta España de VIPs y ciudadanos de segunda, a los que en su momento aplicaron la ley y metieron en cintura a los facinerosos del ‘Tsunami’ y compañía, los pondrán pronto en cuarentena.
A menos que -siguiendo la estela del socialista Sánchez- cambien de opinión a toda prisa y se pongan genuflexos al servicio del régimen. Que de todo habrá, porque proliferan en España los pichaflojas y los cobardones.
¡Un poco de dignidad! ¡Coño!
No les pedimos que se partan el pecho como los chavales que todas las noches acuden festivos a la sede del PSOE en Ferraz coreando ‘¡Pedro Sánchez, hijodeputa!’, y arrostran sin miedo los botes de gas, las porras y las pelotas de goma, pero échenle cojones.
Apliquen la Ley sin melindres.
Si esto que esta haciendo Sánchez es ilegal y esa amnistía a golpistas, delincuentes periféricos, ladrones y terroristas de lazo amarillo va contra la Constitución, tienen ustedes la obligación moral, el deber patrio, el encargo democrático de poner pie en pared y decirle a la chusma que por ahí no.
He leído esas 23 páginas, de la la Ley de Amnistía que el PSOE ha registrado para su aprobación en el Congreso de los Diputados, rompiendo la sana costumbre de no consumir telediarios infames, tertulias chorras o productos alucinógenos.
Y les aseguro, superado el asco, que es pura bellaquería. Destinada a bellacos, amparada por bellacos y peinada judicialmente por bellacos como Conde Pumpido, para que el PSOE amordace al Poder Judicial y borre de un plumazo todas las causas del golpe separatista, incluyendo el terrorismo y la malversación de dinero público, y evitando que los corruptos tengan que devolver los millones de euros del sufrido contribuyente español, que se fundieron en el referéndum ilegal y en la campaña para difamar internacionalmente difamar a España y a los españoles.
Es un homenaje al caciquismo, dictado de los propios delincuentes, con la firma del PSOE y la solitaria rúbrica de un analfabeto, tan cenutrio como inmoral, llamado Patxi López.
La Ley Sánchez-Puigdemont da dos meses a los jueces para aplicarla. Prohibe que los recursos presentados al Constitucional o a la Unión Europea puedan paralizar su aplicación y deja al Tribunal de Cuentas atado de pies y manos.
¿Y saben lo más chusco?
Que sus autores, tanto los golpistas que han dictado el texto como Sánchez y la cuadrilla que la tramita, se pasan 12 páginas presumiendo de constitucionalidad.
Como dije al principio, queridos jueces, señorías, ilustrísimos magistrados, excelentísimos miembros del Tribunal Supremo, así no se las ponían ni a Fernando VII.
¡Échenle pelotas!