En pocos años, el mundo parece haberse convertido en un lugar mucho más hostil y complejo. La globalización está perdiendo impulso, los nacionalismos resurgen en varias zonas, los conflictos se reproducen y la tensión geopolítica no para de escalar. Ante este ajetreado escenario, Pekín podría estar empezando a construir su plan de contingencia ante un posible colapso de las cadenas de suministro o de las relaciones comerciales. China lleva varios meses comprando ingentes cantidades de materias primas sin una explicación clara. Aunque aún es pronto para extraer una conclusión definitiva, todo hace indicar a que el 'gigante asiático' podría estar aprovisionándose para protegerse de algún evento, aún desconocido, que tiene probabilidades de materializarse.
La economía de China está perdiendo impulso. La actividad del 'gigante asiático' lucha por mantener un crecimiento anual del 5%, una tasa que todos los países desarrollados desearían, pero que se antoja escasa para una economía que parece atascarse en la trampa de ingresos medios. Pese a esta desaceleración, Pekín está importando cantidades récords de materias primas, algo que no tiene mucho sentido, salvo que el Gobierno chino esté preparándose para algún evento disruptivo.