El sur de Italia y más concretamente Nápoles, es una ciudad gobernada por sí misma, donde el mafioso es un ciudadano como cualquier otro. Se estima que casi 200.000 napolitanos viven y dependen de alguna manera de la camorra. Los comerciantes viven con miedo, estando la gran mayoría de ellos amenazados por la Camorra: o pagas el pizzo, especie de impuesto que cobra la mafia italiana a los comerciantes de sus zonas o cualquier día te quedas sin negocio. Nápoles es una ciudad de estereotipos que guarda muchas historias que hablan de la mafia y sus víctimas.