No hay rodeos, medias tintas o disimulos diplomáticos.
No solo denuncian las declaraciones de Ione Belarra y otros compinches de Sánchez, sino que las etiquetan de ‘inmorales’.
"Es profundamente preocupante que, en un momento en el que Israel está de luto por la pérdida de vidas inocentes en el bárbaro ataque de Hamás del 7 de octubre, en el que más de 1.300 hombres, mujeres y niños fueron bárbaramente asesinados, y cuando más de 150 civiles, incluidos niños, mujeres y ancianos permanecen cautivos de los terroristas de Hamás en Gaza, ciertos elementos dentro del gobierno español hayan optado por alinearse con este terrorismo tipo ISIS”.
Sin citar nombres concretos, concluye ingenuamente su comunicado la embajada de Israel en España, pidiendo al socialista Sánchez que condene esas ‘vergonzosas declaraciones’.
¿Y que ha pasado?
Que en lugar de llamar a capítulo a los bocazas ministros de Podemos, que hacen el caldo gordo a los terroristas de Hamás, el jefe del PSOE se ha puesto chulo.
Y escocido, quizá consciente de que en las capitales de la Unión Europea empiezan a darse cuenta de que es un peligroso irresponsable, ha ordenado al Ministerio de Asuntos Exteriores atacar a Netanyahu y a las autoridades israelíes.
Cierra filas Sánchez con la antisemita Belarra y de paso, con una caradura que espanta, se camufla de demócrata y sentencia que justificar las violaciones, asesinatos y secuestros es ‘libertad de expresión’.
Les confieso que lo de este tipo y su infame recua, además de indignación, me empieza a dar vergüenza.