El Gobierno israelí ha lanzado más de 4.000 toneladas de material explosivo, entre ellas, bombas prohibidas internacionalmente como las de fósforo blanco y de racimo. Los ataques han dejado más 1.800 fallecidos; entre ellos, unos 600 niños y cientos de mujeres; así como más de 7000 heridos. El sistema sanitario del enclave costero pidió a la OMS asistencia por la crítica situación. teleSUR