Si te preocupa que tu hijo adolescente beba alcohol, es importante que revises tus propios hábitos de consumo.
Nuevas investigaciones sugieren que los niños cuyos padres beben habitualmente o se emborrachan tienen cuatro veces más probabilidades de beber alcohol.
El consumo excesivo de alcohol puede tener consecuencias para el futuro de los adolescentes, ya que afecta significativamente al desarrollo del cerebro.
Los hábitos de consumo de alcohol de los padres pueden afectar a sus hijos por muchas razones, entre ellas el acceso al alcohol.
Si el alcohol está presente en el hogar, no sólo se normalizará en la mente del niño, sino que también le resultará más fácil obtenerlo.
El 45% de los niños que empiezan a beber en la adolescencia desarrollan un problema de alcoholismo más adelante.
Esto contrasta fuertemente con los niños que empiezan a beber después de los 21 años, donde sólo el 10% desarrolla problemas con el alcohol.