La FIFA suspendió de su cargo a Luis Rubiales y ordenó a él y a sus allegados que "se abstengan, mediante él mismo o terceros, de contactar o intentar contactar con Jenni Hermoso o su entorno cercano".
No obstante, esto es justo lo que están haciendo. Los familiares de Rubiales han empezado una campaña de presión, acoso, derribo y revictimización contra la jugadora.
Por un lado, en un claro ejercicio de volcar la culpa sobre la víctima y de poner en duda su testimonio, las primas de Luis Rubiales han pedido a Hermoso que cambie su versión de los hechos. También la han atacado por su comportamiento posterior a la agresión.
Por otro lado, la madre del expresidente de la Federación ha iniciado una huelga de hambre en el interior de una Iglesia de Motril para llamar la atención de los medios de comunicación y reforzar el discurso de lo que Rubiales denominó una “cacería” contra él. Además, volvió a cargar contra Jenni Hermoso afirmando que estaba mintiendo.
Con estas manifestaciones, se revictimiza a Hermoso al ponerla de nuevo en el foco del ojo público. El discurso de las familiares de Rubiales cuestiona el testimonio de la víctima y, además, la presiona para contar una versión de los hechos alternativa a las imágenes grabadas. Más allá de las recomendaciones de la FIFA a Rubiales y a sus familiares, el art. 14 de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, exige a los medios fomentar la protección y salvaguardar de la igualdad entre hombre y mujer, evitando toda discriminación entre ellos.
El cuestionamiento de la víctima es una de las estrategias del machismo para cambiar la versión de los hechos y favorecer al agresor.