Los nombres y los apellidos. Evolución histórica
Nombres, apellidos y sus cambios históricos
Cómo han cambiado los nombres y apellidos a lo largo de la historia
Comenzamos hablando de los hipocorísticos, que no es más que la forma abreviada de un nombre. Por ejemplo, Lola es el "nombre abreviado" -hipocorístico- de Dolores o María Dolores.
El término hipocorístico viene del griego "hypokoristikós", que significa "llamar cariñosamente, con caricias".
Los nombres pueden tener diversos orígenes, que en su día también pudieron parecer novedosos. Hay nombres que vinieron del latín como Marco o Emilio entre otros. También hay nombres que proceden del hebreo y de la tradición cristiana como son la mayoría de los que acaban en -el, como Rafael, Daniel, Miguel, Gabriel, Isabel, etc. Hay otros nombres de tradición cristiana que son muy recientes; hablamos de nombres que se empiezan a poner a partir del siglo XVIII y que son relativos a advocaciones de vírgenes como Dolores, Aurora, Caridad, Amparo, etc.
En la historia se dan épocas en las que también hubo nombres que resultaron una novedad respecto a los nombres más tradicionales, como por ejemplo en el siglo IX y hasta el siglo XI surge la moda en toda Europa de llamar, sobre a los varones, con nombres tales como Gonzalo, Rodrigo, Álvaro, Alonso, etc.
En la actualidad la influencia de los medios de comunicación como la televisión, internet, etc. han dado lugar a modas en los nombres. Es habitual encontrar épocas en las que los nombres tienen relación con una canción de moda, con los actores de una serie o película de éxito, etc.
Es importante recordar que el nombre puede ser motivo de burla, por lo que debemos tener cierta prudencia a la hora de elegir el nombre para un niño, no solo pensando en la novedad u originalidad de éste, sino en el condicionante que puede suponer para su etapa social -ni que decir tiene que nadie debe mofarse o ridiculizar a otra persona por su nombre-.
La terminación -ez de muchos apellidos parece ser que era una forma de nombrar a los descendientes de un nombre. Lo que se conoce como una terminación patronímica. Es decir, que designaba al "hijo de...". Por ejemplo, de Martín, Martínez; de Pedro, Pérez; de Rodrigo, Rodríguez, etc.
Los apellidos, pueden tener muchas "fuentes". Desde el nombre del padre, al lugar donde se vivía, la profesión que se ejercía, etc. Es un sistema bastante caótico e inestable que se utiliza durante la Edad Media, a diferencia del sistema romano "tria nomina" perfectamente esquematizado para poner nombre propios a las personas.
En 1870 se crea un Registro Civil, y se regula que los niños tengan un nombre y dos apellidos, el primero el del padre y el segundo el de la madre. Después de los años 90, en el 2010, se aceptaba cambiar el orden de los apellidos.
Gran parte de nuestros apellidos son toponomásticos. Es decir, se puede saber el "origen" de una persona por su apellido que revela dónde era habitual utilizar este tipo de apellido.
Lola P