“Justicia para Iker”, se lee en el muro cercano al escenario de la tragedia, que tuvo lugar en el carril de bajada de la avenida Los Sargentos de La Paz. En ese lugar se instaló un simbólico altar, los vecinos prendieron velas y colocaron flores para “despachar” a su alma.

El niño de tres años retornaba con su madre a su hogar luego de dejar a las niñas de la familia en la escuela. No imaginaron que metros más arriba un camión repartidor de helados había perdido sus frenos y estaba a punto de embestirlos.