El cohete japonés H3 iba a realizar recientemente su primer vuelo de prueba, lanzado por la Agencia Espacial Japonesa (JAXA). 
Sin embargo, a los pocos minutos de vuelo el cohete falló y algunas partes del mismo dejaron de responder a las órdenes del control de tierra.  
Los operadores enviaron un mensaje de autodestrucción al cohete para evitar daños personales o materiales. 
No había tripulación a bordo, sólo un satélite para observar la Tierra. 
El cohete estaba destinado a ser el "vehículo insignia" para ayudar a otros satélites a ponerse en órbita, alrededor de la Tierra y más allá. 
Esto forma parte de una iniciativa para que Japón sea independiente en el lanzamiento de satélites. 
La destrucción del cohete H3 significa que este proceso se ralentizará, ya que los ingenieros tendrán que construir un segundo cohete. 
El Presidente de JAXA afirma que se investigará el fallo, y pide disculpas por la destrucción del cohete. 
Cree que esta "fiabilidad y transparencia" es la clave para que la iniciativa resulte atractiva a posibles inversores. 
A pesar del lanzamiento fallido, otras agencias siguen probando sus cohetes para el vuelo: una agencia estadounidense lanzará un cohete de prueba próximamente.