Isabel Díaz Ayuso retornó este martes a la Facultad de Ciencias de la Información, donde se licenció en Periodismo hace dos décadas, para ser ungida como 'alumna ilustre' de la Universidad Complutense.
No es que sea el Premio Nobel, pero no está mal.
Le han dado el galardón, entre otros, a la Reina Letizia, a la televisiva Almudena Ariza, a Arturo Pérez-Reverte y a Ángel Expósito, pero Ayuso es la primera discípula de esa facultad en ostentar la presidencia de una comunidad autónoma.
Pues desde una hora entes de que llegase, apostada a la entrada del edificio, aguardaba vociferante una turba soltando bilis y berreado cosas como ‘¡Ayuso non grata!’ y ‘¡Ayuso asesina!’
No voy a disertar sobre sus pintas, sus pelos fritos, los pierciengs, la mugre o su zafiedad.
Sólo sobre las motivaciones de esa caterva.
La Universidad tiene dos objetivos fundamentales: formar e investigar.
En todos los sitios cueces habas, pero es evidente que aquí, en España y en sitios como la Complutense, las facultades no son un templo del conocimiento, ni un lugar donde se transmita.
Son más a menudo una cueva de sectarismo e intolerancia, donde prosperan -cooptados por sus camaradas-, bastantes profesores vagos y trogloditas.
Ahí era donde los ‘tocones’ Monedero y Pablo Iglesias, proponían a sus tiernas alumnas pasarse juntos por el cuarto de baño a ‘refrescarse’, como relató en twitter Fernanda Freire, una de las estudiantes que acosaban los dos frescos.
Cuando hace 50 años llegue yo a la Complutense, procedente de Santiago de Compostela, para terminar Derecho y Periodismo, las facultades -sobre todo las de Letras- eran focos de activismo y contestación, pero se debatía, se hablaba, se discutía y se enfrentaban argumentos e ideas. Siempre contra el poder.
Ahora son puro sectarismo, nidos de intolerancia y estupidez, simples correas de transmisión del socialcomunismo gobernante.
Tratar de justificar la concesión de la distinción a Ayuso sería hacerle el juego al Gobierno PSOE-Podemos, a laSexta, la Cadena SER, El País y compañía, porque para esa tropa todo el que no sintoniza con sus planteamientos no merece el pan ni la sal.
Y menos en una Universidad pública.
Enhorabuena Isabel Díaz Ayuso y que les den.