En Alemania escasea el personal de enfermería. Pero imposible encontrarlo en el mercado de trabajo. Por eso cada vez más centros médicos contratan a profesionales del extranjero.
Una gran parte de ellos son contratados a través de agencias privadas de colocación, un negocio muy lucrativo. Las clínicas llegan a pagar hasta 21 000 euros por un enfermero, en un mercado absolutamente desregulado.
"Sin enfermeros del extranjero no lo lograremos", estas son las palabras de la directora de un centro hospitalario grande. En 2020, alrededor de 36 000 puestos laborales del sector quedaron vacantes. La cifra de enfermeros procedentes del extranjero ha aumentado rápidamente en los últimos años. El año pasado, 208.000 sanitarios no tenían pasaporte alemán. Casi tres veces más que en 2013. Entre tanto, más de la mitad de ellos llega de países que no pertenecen a la Unión Europea como Bosnia, Serbia y Filipinas. Pero también de América Latina.
¿Cómo funciona el negocio de la colocación de enfermeros extranjeros? La reportera Carolin Hentschel ha indagado en el proceso de contratación. Los intermediarios suelen ofrecerles sus servicios a los enfermeros de forma gratuita: contrato de trabajo con una clínica alemana, curso de alemán, ayuda para las gestiones burocráticas y para encontrar un alojamiento. Pero en los contratos, también suele haber costes ocultos y cláusulas vinculantes. Si las cosas no marchan como está previsto, los enfermeros se enfrentan a menudo a varios miles de euros de costes. Sumas que muchos de ellos no pueden pagar. Christiane Tenbensel del proyecto "Support Faire Integration" en Dortmund asesora diariamente a enfermeras y enfermeros captados para el mercado alemán. Los casos de quienes acuden en busca de ayuda, muchas veces endeudados y con una excesiva carga laboral, física o psicológica, no son fenómenos aislados.
Los problemas en el mercado de colocación en este sector son conocidos por las autoridades. No obstante, falta un marco legal para regularlo y la política apuesta, en cambio, por el principio de voluntariedad. Así que pronto, las agencias privadas, con unas prácticas de contratación justas y éticas, podrán solicitar un sello de calidad. ¿Es esta la solución?