Pocas bromas con los chinos.
Los turistas eligen a la víctima en un menú que les facilita el zoológico.
En este caso una vaca. Sueltan al animal y este camina tímidamente, tambaleándose.
Morirá devorado por dos tigres siberianos.
Llegado el momento, los turistas disfrutan del espectáculo y se hacen con jugosas instantáneas mientras la vaca elegida agoniza.
Están en su derecho porque lo han pagado.
Están en el Parque de Tigres de Siberia, en Harbin (China).